viernes, noviembre 21, 2008

DOLORES DELIRIO / Plástico Divino

Si antes nos costó mucho trabajo asimilar la muerte prematura del guitarrista Jeffry Parra, y por ende el de la mejor encarnación de Dolores Delirio, ¿cómo se supone que nos acostumbremos a la ausencia del cantante Brenneisen? Los de ahora, con Luis Sanguinetti en la voz, ¿siguen siendo Dolores? Ni siquiera los miembros fundadores, Vásquez e Inoñan, son suficientes para vendernos la imagen de esta entrañable banda de culto. Por eso, hablaremos de este disco suponiendo que es el debut de un grupo con ex integrantes de Dolores Delirio, y no por nostalgia, sino por respeto a los pasados gloriosos.

“Fetiches & Webcam”, con su fuerza apoyada en la voz y la base rítmica, logra llamar la atención, ellos han venido para quedarse, revolotear y darle interés a la movida local. “Metrópoli” es uno de sus mejores temas, los riffs, “electrónicos” e intermitentes, matizan el registro vocal de Sanguinetti, quién canta con seguridad versos de buena factura como: “me siento tan bien, y me vuelvo de aluminio, hoy mi corazón es de un plástico divino. El cielo en su castigo me ha olvidado, te veo al otro lado de mi molino de vidrio”. En la mayoría de las canciones los loops percusivos y las cuerdas distorsionadas hacen de las suyas, se hilvanan con fuerza para coser prendas musicales a la medida de lo que se espera de estos músicos de éxito y larga trayectoria. El guitarrista Anchante se despacha a su gusto en “Ángel de Polvo”, “Jardín de estatuas” o “Histeria”, saturando sus acordes con chorus, echoes, delays, overdrives y demás pastas. El sólido bunker rítmico creado por Inoñan y Vásquez no conoce la erosión del tiempo. En la balada “(Ultramar) Azul”, se puede apreciar mejor la voz de Luis: no es desgarradora cuando debe serlo, pero lo compensa desenvolviéndose con soltura en los tonos bajos, creando un efecto susurrante cuando la letra lo pide. Y para terminar, recordando que se hacen llamar Dolores Delirio, viene a mi mente una frase del venerado Cero (1995): “Observa a estos niños bañados en barro”. Ahora, ya no somos solo tú y yo.
NOEL MIRÓ QUESADA

INYECTORES / Viaje al centro del olvido


Sería mezquino no reconocer el prestigio bien ganado de este potente y carismático cuarteto. Con sus dos álbumes anteriores, registraron e impusieron su marca: canciones bien cantadas de hardcore y punk melódicos, con letras reflexivas, urgentes y positivas. Cuatro años después, se apropian del hardcore visceral de G3 -desparecido y mítico cuarteto que entre sus miembros figuraban dos Inyectores: Farfán y Bellido- para irrumpir desde el inicio con bólidos como “Alarmas”, para denunciar malditas ideologías del terror y la destrucción en “El ciclo del terror”, o para hacernos poguear hasta con las almohadas (súbanle el volumen a “El Camino”). Pero, ¿qué los diferencia de aquella anterior banda? Pues, ahora Gonzalo Farfán es un cantante más cuajado, y las voces logran con éxito imponer su melodía sobre las guitarras y los platillos que martillean sin piedad. Además, los Inyectores siguen atentos no solo a los problemas existenciales, también a la realidad coyuntural del país, por ejemplo, en “La Respuesta” cuestionan las decisiones de los gobernantes y se interrogan hacia dónde vamos como nación y quién solucionará nuestros problemas como la corrupción y la impunidad. Y para aquellos devotos de Bombardero (2001) y Última Parada (2003), las melódicas “Sueños de la realidad”, “Días Oscuros” o “Mañanas”, evitan que el cambio de estilo sea traumático, pero, seamos sinceros, en aquellos discos era difícil saltearse las canciones, aquí por lo menos hay unos tres temas para el olvido. Ojalá que el siguiente álbum no se haga esperar tanto.
HENRY FLORES

No hay comentarios.: