domingo, febrero 17, 2008

DISCOS Y OTRAS PASTAS 05



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jueves, febrero 14, 2008

GREEN DAY – Dookie (1994)
ADOLESCENCIA CON HUMO VERDE

Si fuiste un chibolo roquero, onanista, lleno de acné, loser, chancón (nerd) y demás pastas, no negarás que el Dookie fue uno de tus más queridos tesoros musicales, porque te acompañó, como buen amigo, muchas de tus aventuras y desventuras en los entrañables noventas. Al menos para mí y muchos de mis compinches lo fue.

Esta pieza adolescente fue clave para traer de vuelta o rescatar de su encasillamiento idealista al punk a una escala a nivel mundial. Todo un éxito comercial y musical. Dookie no tiene rastro alguno del compromiso político de The Clash, ni la rebeldía contracultural, autodestructiva y anarquista de los Sex Pistols, pero felizmente heredó el espíritu pop de los Ramones, es decir, pura crispación adolescente manifestada a través de canciones cubiertas con epilépticos power chords, que representó a millones de jovencitos nihilistas (a los que todo les llega al “nabo”), preocupados más por lo que pasaban en la TV, el despertar sexual, las chicas, los problemas existenciales (¿porqué nací con esta cara?) o perdiendo el tiempo haciendo tonterías.

En menos de cuarenta minutos los Green Day develaron nuestras vivencias o la falta de ellas. No eran los depresivos jóvenes y/o adultos grunge, ni los tíos nostálgicos involucrados en el revisionismo del fin de siglo; este trío sólo quería hacernos pasar un buen rato y cantar junto a nosotros. Con ellos hablamos de la chica que nos hacía sufrir (“Pulling Teeth”), el aburrimiento que ni la masturbación quitaba (“Longview”), la antipatía por los tipos cool (“Chump”), el estancamiento personal (“Burnout”), la rebeldía hacia los padres (“Welcome to Paradise”) o las confusiones mentales (“Basket Case”). Detengamos en seco esta lista de paltas púberes y destaquemos también que las dos canciones más melódicas son las que muestran cierto brillo de madurez: “She” y su retrato existencialista en tercera persona, y la súper conocida “When I Come Around” con su intento de reflexión y profundidad.
Ahora que han pasado casi catorce años desde aquella bomba arrojada por un perrito piloto sobre una caótica ciudad, te invito a que escuches de nuevo este viejo casete o CD, te divertirás de nuevo y hasta harás uno que otro deja vú. Luego piensa bien si aún te identificas con esto, si no es así, felicitaciones por la madurez y la seguridad alcanzada con los años, y si es todo lo contrario, pues ¡felicitaciones!, es el milagro del rock n’ roll, ¡joven por siempre!.

HENRY FLORES

viernes, febrero 01, 2008


Neil Young
Chrome Dreams II
REPRISE

El viejo Neil parece haber bebido del santo grial. Su renovado talento acústico mostrado en Prairie Wind (2005) y su inacabable espíritu contestatario y lleno de acordes furiosos del Living With War (2006) encuentran su punto de intersección y equilibrio en esta nueva obra, que sigue la línea de producciones soberbias como After The Golden Rush por su variedad temática y de estilo musical (rock, folclor, arrebatos pop, etc). El resultado de estas dos curvas que se intersecan lo encuentran en un estado actual óptimo y mejor que muchos de sus contemporáneos como Dylan o Clapton. Teorema: Chrome Dreams II no es la continuación de nada o la conclusión de algo, su razón de ser y estar es porque Young aún tiene mucho que decir y hacer por la canción popular.

Las tres primeras canciones “Beautiful Bluebird”, “Boxcar” y la ciclópea “Ordinary People” (¡de dieciocho minutos!) son rescates de la década de los ochentas, piezas inconclusas que ahora están revestidas de frescos arreglos y de las luces del nuevo milenio, orgullosas se pasean por nuestros oídos queriendo demostrar que podrían haber estado en cualquier álbum notable del artista. Contando con viejos compinches como Ralph Molina (el mítico baterista de Crazy Horse), Neil encuentra el talento y apoyo suficiente para reciclar con buen juicio (qué sirve y qué no). Y en cuanto a su pluma, para muestra un botón: “hay una larga autopista en tu mente, el camino del espíritu que debes encontrar para llegar a casa y tener paz de nuevo, donde perteneces, mi amor, mi amiga perdida” (“Spirit Road”). Tan bueno como el viejo vino.
PAUL EDUARDO R.