jueves, febrero 26, 2009

R.E.M. live at Panatinaiko Stadium Athens, Greece (2008)
R.E.M. ON STAGE REVISITED

A Yolanda, sin duda alguna,
Entre la obstinación y la ternura,
Entre la obsesión y la melancolía.

Este video testimonia con fidelidad uno de los episodios del último tour mundial de Stipe, Mills y Buck. Y lo interesante y valioso de este vídeo, registro de la última escala europea (5 de octubre de 2008), es que refleja bastante bien lo que esta banda hizo una y otra vez a lo largo de los múltiples escenarios por los que exhibió un repertorio cargado de emoción y vitalidad y que, luego reeditaría con igual éxito en el segmento sudamericano de la gira.

La cámara a la altura del hombre ve pasar en penumbra a Mike Mills, con su habitual sombrero vaquero; le sigue Mike Stipe con saco oscuro, camisa rayada y corbata del mismo estilo, allí nomás, detrás de él, sale el bueno de Peter Buck ubicándose a la izquierda del escenario. Aclamación del público. Las luces se encienden, mientras las cuerdas de Buck y los platillos de Rieflin anuncian el arrollador “Living Well is the Best Revenge”, con el que se inicia ese fascinante ritual de R.E.M. sobre el escenario. Y ya desde ese arranque Stipe se muestra vital, aún cuando su voz la notamos más ronca de lo habitual, pero su entrega al público es, típico en él, incondicional y generosa. Luego, viene el hit “What’s the Frequency Kenneth?” que las cámaras registran, en planos espectaculares desde arriba, desde el público y con planos cercanos. De pronto el esperado “Drive” que nos emociona. Sí, muchachos, nadie tiene que decirles por dónde deben ir, nadie tiene que dirigirlos, manipularlos. La música de R.E.M. destila actualidad, rebeldía, sin perder su sensibilidad. Jamás llegará al vulgar panfleto, pero sí se las trae con su dureza y su ironía, cuando no con el insulto directo y sin subterfugios a quienes tienen las riendas del poder en su país.

Cuando llega “Losing My Religion” la aclamación es general, apenas se perciben sus sonidos. Sin duda, el público aquí, allá y en todas partes, actúa, siente y responde de manera similar ante aquellos temas que los ‘mass-media’ han convertido en hits. “Let Me In”, sin embargo, interpretada en un tono intimista, con la percusión ausente, y los músicos, dispuestos en círculo, tocando las acústicas. Y una vez más, de retorno al plano contestatario, a la expresión dura contra el establishment, cuando no la expresión irónica cortando como el filo de una navaja: “Horse to Water”. Y para rematar, la aplastante “Orange Crush” y una alusión al agente cancerígeno que usaron los americanos en Vietnam. Pero, luego, el tono amable se instala una vez más en el escenario con “Imitation of Life”. Amable sí, pero sin perder de vista la mentira que vivimos, el cine de Hollywood y su imitación de la vida, la farsa, la ficción.

El encore, compuesto de tres temas: “Supernatural Superserious”, “It’s The End of The World” y “Man on the Moon”, no hizo más que confirmar lo que R.E.M. hizo a lo largo del concierto: mostrar que es una banda que se encuentra pasando un gran momento, que su música –sin dejar de conmovernos por la riqueza de sus sonidos- está concebida para inquietarnos, movernos, apelando a la emoción, a nuestra sensibilidad de melómanos, pero también a nuestra condición de seres inteligentes capaces de cambiar el estado de cosas en el que vivimos.
Rogelio Llanos Q.


miércoles, febrero 18, 2009

BRUCE SPRINGSTEEN

WORKING ON A DREAM (2009)

“Working on a Dream” pudo ser el slogan perfecto de la campaña de Obama, no sólo porque 45 años después retoma desde la retórica el histórico discurso de MLK que el nuevo hombre fuerte de la Casa Blanca parece encarnar mejor que nadie, sino también porque describe ascéticamente la misión que le cabe al nuevo presidente de los EE.UU., obligado por las circunstancias a reconstruir el tan mentado sueño americano. Bruce Springsteen vio y describió como pocos los millones de traspiés que el “american-way-of-life” acumuló en las últimas cuatro décadas. Desde los albores de los 70´ viene retratando a los antihéroes de la Norteamérica profunda que han sufrido en carne propia las inequidades del “sistema”. “Working on a Dream”, su nuevo disco, abre y cierra con la historia de dos de esos clásicos personajes que suelen poblar sus discos, la épica “Outlaw Pete” (algunos pretenden ver un plagio a “I was made for loving you” de KISS) y “The Wrestler”, una pieza devota de discos más introspectivos y acústicos como “Nebraska” o “The Gosth of Tom Joad”.

La vuelta a escena de la E Street Band se evidencia en himnos de estadio como “Lucky Day”, donde resurge con brío el espíritu de “Born in the USA”, en cambio “This Life” y “Queen of the Supermarket” rinden respetuoso tributo a Brian Wilson y Roy Orbison respectivamente. Luego, un blues de estirpe Missisipi como “Good Eye” y otra sentida despedida a un amigo (RIP Danny Federici, tecladista de la ESB) en “The last Carnival” hacen que, aún con pocos matices, este sea uno de sus discos más versátiles.

Así como “The Rising” fue la catarsis del 9-11 y “Magic” anticipaba el desastroso final de la era Bush, “Working on a Dream” funciona como un esperanzador intento por disipar la oscuridad que hoy amenaza con envolver al mundo tal como lo conocemos desde la caída del Muro de Berlín. Al fin y al cabo, la belleza está esperándonos en un mundo donde todo lo que deseamos está al alcance de nuestras manos, canta Bruce en “Queen of the Supermarket”.
JORGE CAÑADA

lunes, febrero 09, 2009

AMANECIENDO

Faltan dos minutos. Pasaron siete u ocho horas, perdí la cuenta. Ella sigue tendida, imperturbable, respira tan bajito que se puede escuchar al perezoso viento del parque. El mundo no importa, la ciudad comienza su rutina, rutina limeña, rutina vieja, podrida, autómata, fagocitaria, miles de personas atrapadas. Ella sigue en su lecho, ojalá podamos compartir uno algún día, nuevo, de los dos, caliente y acogedor, que sea cómplice de sus saltos de alegría y me permita cobijarla mientras vemos alguna película de amor, acción o misterio.

Falta un minuto. ¿Qué pasará más tarde?, ¿se pondrá contenta?, ¿dejará la nostalgia al menos por un día?, ¿se aburrirá mientras espera a un rostro que le sonría? Sus sueños ya se desvanecen y no la llevaron anoche a ese lugar donde fue muy feliz, que añora, feliz y desgraciada, tierra paisa, su niñez pasó volando, mujer nonata, inocente y culpable, querida y desechable, amada y maltratada. A la tierra del polvo blanco y la violencia, chicas hermosas, canciones habladas.

Ella se despierta, extiende sus bracitos, sin querer toca la pared, lo real es limitado, lo sueños no; extiende sus piecitos, se escapan de las sábanas, el mundo parece pequeño cuando nos alimenta el amor. Una ligera sonrisa comienza a tomar forma, mejías rosadas, hoyuelos simétricos, coquetos, pupilas de miel, pestañas desperezadas, arqueadas, ojos que dan la bienvenida. Amaneció pensando en mí, sí, en mí.

Henry Flores