Falta un minuto. ¿Qué pasará más tarde?, ¿se pondrá contenta?, ¿dejará la nostalgia al menos por un día?, ¿se aburrirá mientras espera a un rostro que le sonría? Sus sueños ya se desvanecen y no la llevaron anoche a ese lugar donde fue muy feliz, que añora, feliz y desgraciada, tierra paisa, su niñez pasó volando, mujer nonata, inocente y culpable, querida y desechable, amada y maltratada. A la tierra del polvo blanco y la violencia, chicas hermosas, canciones habladas.
Ella se despierta, extiende sus bracitos, sin querer toca la pared, lo real es limitado, lo sueños no; extiende sus piecitos, se escapan de las sábanas, el mundo parece pequeño cuando nos alimenta el amor. Una ligera sonrisa comienza a tomar forma, mejías rosadas, hoyuelos simétricos, coquetos, pupilas de miel, pestañas desperezadas, arqueadas, ojos que dan la bienvenida. Amaneció pensando en mí, sí, en mí.
Henry Flores
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