miércoles, marzo 17, 2010

EL REY SIEMPRE ESTÁ POR ENCIMA DEL PUEBLO
Autor: Daniel Alarcón (Perú-USA)
Con este libro se confirma que Alarcón tiene más oficio como cuentista que como novelista. Varios relatos narrados cinematográficamente, la descripción detallada de algunas situaciones o ambientes en vez de ahuyentar la imaginación, la potencian. Aquí hay buenas tramas como la que da el título al libro, o la de un Lincoln homosexual o la pareja de ciegos que muere trágicamente, con personajes muy ricos, más que suficiente para deleitarnos con un joven escritor que tiene mucho por delante.
PAUL EDUARDO R.

EL COJO Y EL LOCO
Autor: Jaime Bayly (Perú)
Novela cruda. Las historias paralelas de dos hombres, un cojo y un loco, con un nacimiento común (cuna rica y la decepción de los padres porque sus niños no son “normales”) y un final común (la muerte de ambos, en forma violenta y absurda). En la primera parte disfrutamos con los perfiles de estos personajes pero con el transcurrir las historias se van diluyendo o se ahogan en el exceso del formulismo y las pocas ideas sobre el destino de ambos. Estamos ante un libro que se lee de un tirón, hecho para pasar un buen rato, lástima que el buen rato alcanza las dos terceras partes, el resto es para el olvido y la decepción.
HENRY FLORES

CAÍN
Autor: José Saramago (Portugal)
La historia de Caín (hijo de Adam y Eva) que todos hemos leído en la Biblia es contada a la manera “sacrílega” e irónica de un autor cuya intención es hacernos ver lo absurdo que resulta la historia original. A Saramago no le quedó otra que hacer viajar por el tiempo a Caín a fin de tener material para darle más aventuras, ¿tan aburridos e intrascendentes son el espacio y tiempo propios de este personaje o la imaginación de Saramago ya conoce límites?
PAUL EDUARDO R.

EL INÚTIL DE LA FAMILIA
Autor: Jorge Edwards (Chile)
Crónica, novela o una mezcla de ambas que ahonda en la vida del escritor Joaquín Edwards (tío del autor) con resultados poco favorables. Los peores pasajes, los que más abundan, son aquellos donde el autor especula sobre los pensamientos y vivencias de Joaquín basándose en las historias de las novelas que este último escribió, para la mayoría de los lectores que no hemos leído dichas novelas, ni mucho menos conocemos a profundidad al personaje histórico, todo este ejercicio resulta irrelevante y aburrido, ni siquiera como algo que nos ilustre. Lo mejor, cuando se pasa a la crónica, aquí Jorge Edwards se luce con buena pluma contando sus impresiones y anécdotas en todo lo que lo relaciona con su célebre pariente. Sin duda una obra menor en la sólida trayectoria de Edwards. (HENRY FLORES)