miércoles, marzo 26, 2008

Estadio Vélez Sarsfiel, 15 marzo de 2008

BOB DYLAN EN BUENOS AIRES

Las nueve y treinta y cinco de la noche. Se apagan las luces, sonido de fanfarrias, una voz que presenta al artista exclusivo de Columbia Records y Bob Dylan y su gente ya están con sus instrumentos listos para el concierto. La aclamación general es acallada por el estruendo de las guitarras. Hoy será un gran día, qué duda cabe. El comienzo de "Rainy Day Women #12 y 35" no tiene ya esos aires circenses de la versión original del Blonde on Blonde. No, ahora, con un Dylan armado de su Fender Stratocaster tiene un sonido particularmente duro y enérgico que nos hace levantarnos de nuestros asientos y corear “Everybody must get stoned”. Tras ese comienzo demoledor, el "Lay, Lady, Lay" del Nashville Skyline, devenido en un rock furioso, emotivo. El último tema en el que veremos a Dylan esgrimir su guitarra espoleado por las imágenes agridulces de una canción que se refugia en el paisaje campestre, en el día soleado, en las aguas turbulentas que fluyen como la vida misma.

Ahora Dylan está tras los teclados. Y desde allí, en "Masters of War" habla más que canta, advierte y maldice. Las guitarras subrayan cada verso de este tema que hoy, con su voz gruesa y rasposa, suena más inquietante, más amenazante. Una melodía sustentada en los teclados y con un aire pasatista que remarcan con acierto las guitarras. Dylan, viejo bribón, no duda en revelar ciertos arrestos juveniles cuando expresa: "If I can´t have you / I’ll throw my love into de deep blue sea” en la bellísima "Spirit on the Water". Luego, una mirada rápida al Oscar que reposa sobre un amplificador y cuya figura es realzada por una pequeña luz proveniente de una lámpara. Es sólo un gesto rápido, pero que nos indica que "Things Have Changed" está en camino. Unos leves toques de guitarra, unas baquetas que percuten suavemente sobre unos platillos mientras Bob entra en sintonía con la banda, son los preliminares de "Workingman’s Blues #2", en una versión encantadora que le debe tanto a esos acordes emotivos de Denny Freeman como a la vocalización sentidísima de un Dylan que nos remeció.

Y cuando ya sentíamos que el concierto había alcanzado sus picos más altos con "Masters of War" y "Workingman’s Blues", Dylan saca un as debajo de la manga y nos sorprende con una espléndida interpretación de "Just Like a Woman". Una extraña mezcla de pasión, fuerza y lirismo caracteriza esta interpretación, en la que un Dylan inspirado y sorpresivo expresa con brío "She makes love, just…like…a woman", separando las palabras, pronunciándolas con fiereza, y luego, con calidez, casi ternura, "But she breaks just like a little girl". Punto altísimo de este concierto con un Dylan alternando una voz poderosa, áspera., rugiente con otra más melancólica, más evocadora.

Una brevísima pausa para que los músicos se enteren por qué ruta ha escogido transitar el viejo zorro esta noche, y luego el trueno arrollador de una banda roquerísima atacando en toda regla: "Honest with Me" .Y como en las grandes obras clásicas, tras el temporal, la calma, la reflexión: la estupenda "When the Deal Goes Down", del Modern Times. Una bella canción acunada entre dos descargas rockeras, la ya mencionada "Honest with Me" y "Highway 61 Revisited", que nos levanta, nos enciende, nos emociona. Sí, blancos y negros, pobres y ricos, locos y cuerdos, soñadores e ilusos, pordioseros y jugadores, todos coincidimos en la vorágine de la autopista 61.

Luego las nubes se disipan y el tono ligero y relajado del rock’n roll se adueña del lugar con el infaltable "Summer Days", segunda entrada de Dylan en el ámbito del Love & Theft. Todos esperábamos "Like a Rolling Stone". Brazos en alto, voces múltiples, emoción al tope. No es como la versión potentísima que hizo en Sao Paulo, pero escucharla en directo nos cautiva una vez más. “How does it feel", con esa inflexión hacia arriba en “feeeeeel”. Con indiferencia hacia el tempo marcado por la multitud, Dylan hace su propia versión: “to be withoooout a home”. “Like a complete unknoooownnnn”, y la guitarra de Denny Freeman empeñándose en embellecerla aún más. Pues, pareciera que a esta canción cualquier innovación de su creador estaría destinada a hacerla más entrañable, más inolvidable...Y con movimientos y gestos minimalistas de despedida, con las luces aún apagadas, Bob Dylan y su banda se alejan del escenario.

Quienes estuvimos en el Vélez Sarsfield nunca nos imaginamos que Dylan sería particularmente generoso esa noche. A diferencia de lo que hizo en todo Sudamérica, en Buenos Aires, el encore se compuso de tres canciones, cuando todos sólo esperaban dos. Ciertamente, la entrega del público hacia el hombre de Minnesota fue total.

"Stuck Inside of Mobile with the Memphis Blues Again" abrió la última parte del concierto, a estas alturas del concierto, Dylan ya había decidido que todo el encore estaría conformado por sus clásicos de los sesenta. "All Along the Watchtower", siguiendo los lineamientos que trazara Jimi Hendrix, remeció los cimientos del Vélez y, finalmente, un "Blowin’ in the Wind", bronco, irreconocible, lejos, muy lejos de aquella canción de dulce melodía que Dylan creara en los sesenta, cerró una velada para el recuerdo. Sí, mucha emoción en un concierto magistral, bello, repleto de sorpresas, pleno de sentimiento. Extraña contradicción: fascinación por un hermoso recital de canciones inquietantes, la mayoría de ellas. Sí, inquietantes porque nadie podría afirmar cuánto más tendrá que caminar el hombre para encontrar la paz, la alegría, la autenticidad. Las respuestas, en todo caso, aún continúan flotando en el viento. ROGELIO LLANOS

extracto de la magistral interpretación de "Just like a Woman":


1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente interpretación de Dylan y excelente comentario, Henry. Felicitaciones!! Yolanda