domingo, octubre 17, 2010

STONE TEMPLE PILOTS 
“STONE TEMPLE PILOTS” (2010)


Cuando los Stone Temple Pilots debutaron con Core (1992), la prensa musical los acusó de ser copias de Pearl Jam y Alice In Chains, pero gran parte del público los consideró como una de las mejores propuestas de toda aquella explosión musical noventera que se conoció como grunge. Con los años los STP demostraron que su música no obedecía a ninguna moda o circunstancia y que su amor por el rock clásico era el derrotero de su música. Ahora, después de nueve años del Shangri-La Dee Da (2001), los tenemos de vuelta con nuevo material discográfico, el sexto en su carrera, su álbum epónimo.

Stone Temple Pilots no es solo el típico álbum del retorno. Se llama así porque este cuarteto quiere convencerse (y convencernos) de que aún sigue siendo una banda de rock a pesar de su actual modus operandi: cuatro tipos que dejaron atrás sus riñas y que saben que la convivencia no es como antaño, ahora graban en estudios separados y cuando se juntan para los conciertos se muestran los avances de las nuevas canciones en los camerinos, en formato acústico. Este “juntos pero no revueltos” es mejor que andar en problemas. Sobre todo por Scott Weiland (cantante y letrista), cuya fuerte personalidad marcada por el abuso de la heroína (ahora ya rehabilitado) fue el principal obstáculo a que la banda alcanzará la estratósfera en sus mejores momentos. ¿Y funciona o no? ¿Convencen las nuevas canciones o se escuchan forzadas y sin la magia de antes?
Para empezar, la producción estuvo a cargo de los hermanos Robert y Dean Deleo (bajista y guitarrista). Por primera vez prescinden de los servicios del productor Brendan O’Brien. El resultado: muchas canciones hard rock deudoras del rock setentero ("Bagman”, “Hazy Daze”), la sicodelia (“Hickory Dichotomy"), también algo de los 60’s (la pegadiza “Cinnamon” o "Maver", que sabe a The Beatles con guitarra harrisoniana incluida), y otras de melodías más reposadas y con aires country (“First Kiss on Mars”), algunas mejor arregladas que otras.

Al no haber un productor que los “obligue” a estar juntos en el proceso creativo, las canciones se han construido de acuerdo a la buena voluntad y disposición de cada miembro, quizá la única manera de hacer que fluyan y suenen natural, pero que no ha impedido que algunas de ellas se parezcan a los proyectos alternativos que han tenido antes del reencuentro; por ejemplo “Take a Load Off” y “Huckleburry Crumble” recuerdan a Velvet Revolver (banda que tuvo Weiland con algunos ex Guns N’ Roses) y muchos riffs dispersos en el disco nos llevan a Army Of One y Talk Show (combos que formaron los Deleo con el baterista Kretz). Estos proyectos en su momento gozaron de saludable actividad artística y comercial pero nunca convencieron del todo. Quizá Stone Temple Pilots también sirva para el drenaje de antiguos efluentes creativos y se convierta en el álbum bisagra de una banda que ha renacido para reivindicarse de un pasado víctima del “fuego amigo”. Y si también ayuda a pagar las cuentas en casa, mucho mejor.
HENRY FLORES

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